1 -*- AL ALIMÓN -*- CONCEPTO
AL ALIMÓN
El capeo entre dos o a la limón es una de las suertes más vistosas y seguras que tiene el toreo, y cuya práctica ha vuelto a estar en auge cuando ya parecía olvidada o desterrada.
Para efectuarla, los dos lidiadores que la han de llevar a cabo, toman un capote de bastante extensión, cada uno por un extremo del mismo.
Colocados así a la distancia que crean conveniente, según las facultades del toro, le citarán, y cuando engendre el movimiento, se le tenderá la suerte, teniendo cuidado de sacar el capote por alto y rozando los costillares en el instante de empezar la cabezada, dando unos pasos de espalda y cambiando de mano para repetirla a causa de haber dado media vuelta sin cambiar de terreno.
Esta suerte se hará tres, cuatro o más veces seguidas hasta conseguir que el toro pare con el destronque que sufre en las revueltas que le obligan a dar, en cuyo momento, y dándole el frente, pueden los lidiadores arrodillarse y hacer algún adorno, con objeto de poner más de relieve su trabajo.
A propósito de esto, recordamos a los practicantes de esta profesión, no olviden nunca, para evitarse disgustos, que jamás, ni aun en los momentos en que las reses estén en su mayor aplomo, se deben entregar a una confianza ciega, para ejecutar temeridades que sólo evoca en momentos determinados, y cuando se ha ejecutado algo a perfección, ese deseo de hacer más, que tantas cogidas, proporciona.
El valor verdadero tiene un límite.
Y de allí no se debe pasar.
La misión del torero, no es entregarse al toro.
Es burlarle.
Lo demás es un suicidio por amor propio, o lo que es peor, por ignorancia desmedida.
La defensa que tienen los toreros en esta suerte, estriba en primer término, en no soltar el capote de las manos, y en segundo, en no perder de vista al cornúpeto para que no gane terreno.
En ocasiones, y a una palabra convenida, suelta uno de los lidiadores la punta que tenía asida, y el otro le llama con el capote así extendido, para llevarse al toro corriéndolo por derecho o recortarlo.
Esta suerte, por más que hay quien cree que puede verificarse con toda clase de toros, no debe ser ejecutada sino con los toros bravos, boyantes y revoltosos, que sean francos y entren y salgan con rectitud sin fijarse en los bultos.
En recuerdo, admiración y respeto a D. Leopoldo Vázquez y Rodríguez, Luís Gandullo y D. Leopoldo López de Saá - La Tauromaquia - 1895