PROEMIO
Elemento indispensable para que las corridas se celebren es la existencia de locales construidos a tal efecto y que reúnan las condiciones precisas para ello.
En los tiempos que podríamos llamar prehistóricos de la Fiesta, ésta tenía lugar en las calles y plazas públicas sumariamente dispuestas a tal fin; a lo que sucedió la construcción de las denominadas “Plaza Mayor”, con amplios balconajes para que desde ellos pudiesen ser presenciadas las corridas (que aún eran deporte caballeresco) por gran cantidad de personas principales. Hasta que ya en el siglo XVIII, cuando el toreo adquirió otro aspecto completamente distinto del que había tenido hasta entonces, se echó de ver la necesidad de construir recintos de nueva planta en los que verificar los festejos, idea que surgió primeramente en las Reales Maestranzas y que después fue recogida por elementos interesados en obtener beneficios de la susodicha celebración.
Las primeras plazas construidas lo fueron en madera y con carácter desmontable. La de Sevilla, a orillas del río Guadalquivir, en un terreno propiamente de su Maestranza, llamado del Arenal o de la Resolana; tenía forma cuadrilonga y uno de sus lados quedaba cerrado por la tapia del derruido Convento del Pópulo, donde más tarde fue construida la cárcel de la ciudad. Allanado el montículo del Baratillo, allí existente, elevóse en su solar otra plaza también de madera, hacia 1733, que un vendaval arrasó, reconstruyéndose en 1741, sustituida por la actual en 1761.
La primitiva de Madrid fue, asimismo, de madera, construida en los alrededores de la Puerta de Alcalá, donde se elevó en 1754 otra de fábrica, donada por el rey Fernando VI a la Real Junta de Hospitales; en 1874 desapareció al ser inaugurada la de la Carretera de Aragón que dejó paso, en 1931, a la actual, llamada “de las Ventas” por el lugar de su emplazamiento.
En 1785, la Real Maestranza de Ronda construye la suya, a la que precedieron las de Zaragoza (1764), Aranjuez (1796), Valencia (1798), Cádiz 1802), etcétera.
En recuerdo, admiración y respeto a Don José Silva Aramburu "Pepe Alegrías" - Enciclopedia Taurina - 1961